Hasta ese momento había pasado desapercibido, como muchos de los alumnos. Y esto dicho desde un punto de vista disciplinario, porque son de esos gurises que te responde un buen día, una sonrisa o una guiñada.
Sebastián es uno más de esos lindos chiquilines de uno de los primeros. Estaban en hora libre y me pidió si podía leer algo. Le arrimé un par de libros y llevó uno de Juseca que se lo leyó en turismo. Ahora sé que Juseca entretiene a los gurises en horas libres y que la biblioteca sigue cerrada y los Sebastián aun siendo los menos, están esperando.
Existe una lógica preocupación por la preservación de los materiales. Lo que no tiene goyete es que los gurises no puedan consultar el material académico y una herejía que se les prive del entretenimiento más fecundo en la historia de la humanidad: leer.
De la serie con los lentes puestos…
Nicolás Brusa.
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